tiempos modernos

El cuento de la ciencia y el tomate

- Tanto relajo por ese bolsón que encontraron y me vengo a enterar que es una cosa chiquita así y se les escapó en seguida. ¿Qué tendría adentro?

- Bosón. Más que encontraron, hicieron uno y eso les hace suponer que existe. Que existen millones, digo.

- ¿Y qué, con esto se termina la física? Mi sobrino debe estar contento.

- No tanto, se completa el modelo estándar de las partículas, que se formuló en los años 60. Es decir, se descubre la existencia de la última partícula prevista que quedaba sin detectar. Pero entretanto, nuevos modelos prevén más cosas, supercuerdas, materia oscura, mil cosas más.

- De nunca acabar. Pero ¿tanta plata gastan para sacarse esa curiosidad? Yo creo que el túnel ese de Suiza mantenía andando la economía europea. Cuando lo terminaron, se paró todo.

- Puede ser, pero nunca se sabe para qué va a servir el conocimiento. Los transistores salen de teorías así. Y esta partícula es rara, porque no se amontona en los átomos, sino que está por todo el universo y frena a muchas de las demás partículas cuando pasan, y ese frenado es la masa; su peso.

- O sea, todo era un caos y el primer día Dios dijo: “Hágase el bosón” y empezó a haber cosas sólidas. ¿Por eso le llaman la partícula de Dios?

- Si lo quiere poner así.

- No, yo lo que quiero es que terminen con la física y se dediquen a cosas que importan. ¿Se precisa mucha ciencia para hacer tomates ricos?

- Pero, justamente, cuando venía para acá traía el cuento de la ciencia y el tomate para contarle.

- Cuente, cuente.

- Resulta que hace como 70 años en Estados Unidos y 35 años acá, los tomates empezaron a venir espléndidos, pero con gusto a espumaplast.

- Lo que le decía. Y con mucha pulpa pero sin semilla ni jugo, que es lo rico.

- Bueno, acaban de averiguar por qué.

- Obvio, para cachar giles. Uno los ve y compra, después se los come o se los come.

- Sí, pero que no tengan gusto no es un plus.

- Y, estamos en invierno, también, ¿qué quiere? Lo malo es cuando no tienen gusto en verano.

- ´Ta, no me cambie de tema. Los chacareros cortan los tomates todavía verdes. Les gustan los que son verde claro parejo, porque para cuando llegan a la feria están rojos. Hay otros que en la parte gordita alrededor del cabito, lo que le llaman el hombro del tomate, son verde oscuro y a la feria no llegan parejos.

- El hombro, ¿eh? ¿Y eso qué tiene que ver?

- La revista Science acaba de publicar que hay un gen llamado SIGLK2 que es el que pone claro parejo o verde oscuro esa parte de la cáscara.

- ¿Y?

- Que ese mismo gen es el que produce el azúcar del tomate, que es buena parte del gusto. Esa es la verdad de la milanesa; de la milanesa con tomate. Los granjeros eligieron sistemáticamente los ejemplares equivocados para plantar.

- Lo que es la ciencia. ¿Y las semillas? A mi me gustaban con las semillas largando jugo y mojando la milanesa. ¿Es el mismo gen?

- La verdad que no sé.