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opinión

Ataques al Arzobispo Cotugno

Leopoldo Jesús Amondarain
Alianza Nacional
Partido Nacional
PUBLICADO el Martes 8 de enero, 2013
Leopoldo Amondarain

Es notorio que ni Cotugno ni la Iglesia Católica, gozan de simpatía en la izquierda frenteamplista, por influencias masónicas y antiguos resabios marxi-batllistas. Puede ser. Lo ignoro. Pero lo que sí llama la atención es la insistencia contra el Arzobispo, que no ha hecho más que cumplir con los preceptos elementales cristianos de defensa de la vida oponiéndose a la legalización del aborto, defendiendo la familia heterosexual cristiana como base fundamental de toda sociedad seria y responsable, por lo que le cabe oponerse radicalmente a todo lo que sea matrimonio sodomita u homosexual, en base del mandato bíblico de “casaos y reproducíos”. También se opone racionalmente a la legalización de la droga, cualquiera que sea (no hay buenas ni menos malas. ¡Todas son malas!). Y demás reglas sociales como el respeto a esa familia heterosexual de padre y madre con abuelos y demás mayores, hoy tan venida a menos.

No son vicios aislados, sino repetitivos. No hace tres años en esta misma Legislatura, hubo un diputado frentista, a quien conozco, que ante juicios similares a los de Cotugno se dio el lujo de solicitar un pedido de informes a la Cancillería, para determinar las responsabilidades políticas que tenía el Arzobispo en sus opiniones ante el Estado uruguayo. El muy ingenuo no se había percatado que las relaciones entre los estados (Uruguay – El Vaticano) no le competen al Arzobispo sino al Nuncio. Es el verdadero diplomático. Lo presentó y se quedó lo más “pancho”. Buena cosa es que supiera que las designaciones del Arzobispo como del Nuncio son nada menos que del Papa, que al margen de sus valores espirituales son eminencias mundiales emblemáticas sobre quienes giran los principales problemas mundiales.

Doy por seguro y es lógico que Cotugno jamás adoptó posiciones independientes sin tener un respaldo Papal y todo un soporte evangélico, como corresponde a su cargo y rango. La Iglesia entre sus servidores y jerarquías, hombres al fin, tiene sus perfiles en cada cual, algunos más conservadores y otros progresistas. Pero en las decisiones trascendentes, defienden todos la integridad de la Institución en forma global y unánime. Sin perjuicio para los creyentes, de la inspiración del “Patrón de Arriba”.

No será la senadora Mónica Xavier y colegas similares, quienes le enmienden la plana según su “paladar ideológico” a Cotugno. Bueno es recordarles que es nada menos que el Arzobispo. Tampoco está demás señalarles que ellos como también sus diputados ya no pertenecen, si alguna vez lo fueron, a la grey Católica. Quienes votaron y defienden el aborto, nada menos que el crimen de inocentes, están automáticamente excomulgados. Lo que quiere decir que no pueden comulgar, casarse por la Iglesia, el derecho a la confesión, ni ningún otro Sacramento incluyendo, tal vez el más decisivo, como es la extremaunción, para cualquier católico, sin previamente haber tenido y manifestado el arrepentimiento respectivo con la consabida absolución correspondiente.

O sea, después de todo esto, más les vale a estos senadores y diputados varios respetar a Monseñor Nicolás Cotugno, que no ha hecho otra cosa que cumplir con su deber. Y que cuenta no sólo con el apoyo del Papa, por si fuera poco, sino de toda la feligresía Católica que lo respalda. En lugar de perder el tiempo agrediendo verbalmente al Arzobispo más les valdría luchar por conservar los valores e integridad de la familia uruguaya, negándose a aceptar el aborto, bregando a favor de la honorabilidad e integridad de la familia heterosexual uruguaya, oponiéndose radicalmente a la legalización del matrimonio sodomita, y fomento y consumo de cualquier tipo de drogas.

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